viernes, 15 de octubre de 2010

EL MOSAICO DE POMPEYA

Scena Comica con Suonatori Ambulanti o en castellano Músicos Ambulantes.
Autor del mosaico que firma arriba a la izquierda: Dioscorides de Samos.
Su fecha de creación ronda sobre el siglo I a.C.
Es copia de una pintura griega del siglo III a.C.
Fue encontrado en la Villa de Cicerón (Pompeya) en Abril de 1762.
Su tamaño original es de 41 x 43 cm.

     En la escena podemos ver a un enano o niño pequeño con un cuerno en la mano, posiblemente un asistente del flautista o mero espectador, un flautista con una flauta doble (aulos), un hombre que lleva unos platillos idénticos en tamaño y forma a los utilizados en los verdiales y otro hombre que lleva un pandero grande, sin sonajas y adornado con pequeños lazos. Los dos hombres llevan la cabeza adornada con coronas de hiedra y dan sensación de movimiento, mientras que el enano y el flautista parecen estar quietos. Todos menos el enano llevan máscaras.

     Esta escena ha sido encontrada igualmente en pintura y en otro mosaico, todos posteriores a éste. También se han encontrado figuras en terracota del platillero y el panderero en semejantes posturas. Las veremos en posteriores artículos.

     Extracto de la tesis doctoral de Faustino Porras Robles, nos habla del aulos (Auletrix de Osuna) en “Los Instrumentos Musicales en el Románico Jacobeo: estudio organológico, evolutivo y artístico-simbólico”, publicado en la edición digital de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2007.

El aulos es el instrumento de viento más característico e importante de la cultura clásica griega (s. VII – IV a.C.) desde la que será irradiado a diversas zonas de influencia, entre ellas, la Península Ibérica. Conocido también como Kálamos, estaba formado por dos tubos de caña, madera, hueso o marfil que poseían originalmente de tres a cinco orificios en la parte delantera y, probablemente, otro para los pulgares. Ambas cañas se introducían en la boca y se mantenían separadas adoptando forma de “V” tal y como podemos apreciar con claridad en el relieve que nos ocupa.
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Desde un primer momento su finalidad va a ser muy variada aunque siempre se asociará con actividades realizadas al aire libre o en grandes espacios por su sonido potente y penetrante: acompañamiento de banquetes y festines, procesiones, coros danzantes y dramáticos e, incluso, eventos didácticos para jóvenes. Su utilización religiosa también fue muy frecuente puesto que era el instrumento principal, junto con los krotalá (crótalos y castañuelas) y los kymbala (platillos), en los cultos de Dionisos, Cibeles y orgiásticos en general.
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En época helenística, desde el siglo IV a. de C., será “exportado” Etruria y Roma donde, como ya hemos comentado, será conocido como “tibia” y utilizado con los mismos fines y funciones. Una de las principales innovaciones llevadas a cabo en territorio romano será la adición, al tubo más largo de las tibias impares, de un pabellón sonoro formado por un cuerno de vaca; este instrumento, conocido desde entonces como tibia phrigya, mucho más potente y sonoro que la tibia par, sin pabellón, denominada tibia lydia, alcanzará una enorme difusión en territorio romano desde que, en el 204, sea reconocido oficialmente el culto orgiástico a Cibeles.

     Ésto nos da una certeza sobre el papel del enano, que permanece junto al flautista del aulos como asistente del mismo, portando el cuerno de vaca.

     Los instrumentos de cuerdas representaban lo culto, por esto la lira siempre estaba en contraposición con el aulos, que representaba el desenfreno.

     La combinación de instrumentos más común para la celebración de rituales religiosos en Roma fue la flauta, el pandero y los platillos (History of Art: The Western Tradition, Autor Horst Woldemar Janson, Anthony F. Janson,publicado por Prentice Hall PTR, 2003).